Días grises

Quería que comenzaran los días grises y aquí los tengo. Cuidado con lo que deseas, que diría Edurne... Debería haber sabido que en cuanto los días grises comenzaran yo también me pondría gris. Desde siempre es mi sino mimetizarme con el entorno, me dejo llevar por las lluvias y los vientos y me pongo tormentosa. Tanto que vuelvo a darle vueltas a lo que llevo muchos días ignorando, latente siempre. Vuelvo a añorar lo que no tengo. Es sencillo: empiezo a pensar, leo algún comentario y súbitamente me doy cuenta de que ya no soy lo primero, al menos no con la urgencia que lo era antes. Y extraño los besos furtivos, los apasionados, el roce constante de una mano perpetua, las ganas de que no pasara el tiempo cuando el tiempo pasaba tan rápido. El principio. Anclada en esto, que no es el principio, ni la mitad, ni el fin, anclada en esto que es la nada, que no emociona, que no divierte, que sólo encuentra problemas y pegas, que a veces duele. Molesta porque me gustaba ser el centro, su centro, y siento que ya no lo soy. ¿Egoísta? Quizá, pero el amor lo es casi siempre, al menos para una de las partes. Y vuelvo a pensar que me gusta más que me quieran que querer y que el conformismo nunca ha casado bien conmigo.

2 comentarios:

  1. Nena, vas a tener q retocar los colores del blog que hay cosas que apenas se leen.

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  2. Ah, y tranquila q aun queda el veranillo de san martin, o es san miguel? siempre me lio...

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